Hacia mínimos comunes. Por Alicia Vesperinas, Ex presidenta Cámara Chilena de la Construcción (CCHC) Osorno.
Pocos temas generan tanto consenso entre los candidatos a redactar la nueva Constitución como el de la imperiosa necesidad de descentralizar el funcionamiento de nuestro país.
Varias son las propuestas al respecto. Desde algunas más bien tímidas que apuntan al traspaso de competencias y presupuestos a alguna autoridad local hasta otras más radicales que sugieren federalizar el territorio entregando total autonomía y/o una nueva manera de dividir el país.
Cabe preguntarse entonces, ¿qué subyace bajo este transversal anhelo? La respuesta la tienen los datos. Basta un vistazo rápido para constatar que el nivel de servicios a que puede acceder el habitante depende fuertemente de donde esté localizado. Es así como regiones mira a la capital nacional como la concentradora de grandes inversiones públicas y las urbes de provincia miran con recelo a las capitales regionales; a su vez dentro de las mismas ciudades algunos sectores son de evidente mejor estándar que otros, y así.
La descentralización aparece como una vía posible de solución a la inequidad, ya que al estar las decisiones más cerca de los problemas se piensa que se puede llegar de forma más efectiva a su respuesta. Es un paso necesario, sin duda, pero no suficiente. Es preciso también forzar un mecanismo vinculante para las inversiones públicas de modo que tengan como objetivo cuantificable el ir equiparando el estándar social.
Un buen ejemplo de esto es el ejemplar proceso de vacunación que está llevándose a cabo actualmente. Si se hubiese seguido la lógica de solo llegar a donde es socialmente rentable, seguramente habrían quedado postergadas muchas localidades cuya baja densidad impide que “los números cuadren” como sucede con el acceso al agua potable o la pavimentación de caminos o la electrificación.
La nueva Constitución debería establecer como propósito avanzar hacia un estándar mínimo común de servicios para todos los habitantes del territorio, es así como se empareja la cancha, es así como cumplimos con el noble deseo de que nadie se quede atrás.