Para reparar el maltrato infantil hay que co-construir la intervención con los niños y sus adultos responsables.
Durante la emergencia sanitaria por Covid-19, y a causa del encierro que ha implicado las cuarentenas, se ha verificado un aumento del 42% de los casos de maltrato infantil, según un estudio realizado por ONG Activa en 2020, siendo los más afectados los niños y las niñas entre 0 y 14 años, situación que ya había sido alertada por la Organización de las Naciones Unidas.
El maltrato infantil es un fenómeno complejo, con una gran cantidad de factores involucrados, que es necesario abordar con una mirada multidisciplinaria y con estrategias y herramientas profesionales.
Fundación Ciudad del Niño cuenta con programas ambulatorios de atención orientados a la prevención y reparación del maltrato en once regiones del país, entre Calama y Quellón. A marzo de 2021, sólo en los programas de reparación del maltrato grave y abuso sexual se han realizado un total de 10.337 atenciones a menores de edad víctima de agresiones sexuales y/o maltrato grave.
Al conmemorarse este 25 de abril el día internacional de la lucha contra el maltrato infantil, los especialistas de la fundación quieren hacer un llamado a tomar conciencia y a asumir la responsabilidad que nos cabe a todos como ciudadanos co-garantes de la protección de los derechos de los niños y niñas.
“Quienes han sufrido este tipo de vulneraciones, son niños con diversas realidades y vivencias, por ello, antes de cualquier intervención, es necesario preguntarse respecto de la realidad particular y contextual para co-construir un proceso de intervención con los NNA y sus adultos responsables”, afirma Claudia Durán, directora del PRM Ciudad del Niño Chillán, quien explica algunas claves para entender este fenómeno.
Por lo general, quien comete este tipo de vulneraciones ha sido una víctima y está replicando la forma en la que fue tratado durante su infancia. Por otra parte, situaciones como el estrés, el mal manejo de la ira o la falta de habilidades parentales son factores que repercuten en el comportamiento que el padre, madre o tutor tiene con un menor de edad.
En muchos casos, es necesario focalizarse en el adulto para la interrupción de la vulneración, como eje de la intervención, antes que la intervención reparatoria misma.
Trabajo con las familias
“Con los papás y/o tutores se trabaja de la forma más transparente posible, señalándoles que la situación de maltrato existe y que la finalidad de las intervenciones es generar cambios que permitan que estas situaciones no vuelvan a ocurrir” destaca Claudia Durán, directora del PRM Ciudad del Niño Chillán.
El proceso que se realiza con los adultos consta de tres etapas: primero, se busca interrumpir la situación de vulneración; segundo, se les enseñan nuevas formas de trato; y, tercero, se realizan refuerzos para evitar que se repitan estos hechos.
Este tipo de vivencias generan grandes consecuencias para quien las vive, ya que afectan su personalidad, autoestima, imagen y forma en que se relaciona con sus pares. Por lo general, les va mal en el colegio y tienen un trato disruptivo porque están tratando de expresarse, sin embargo, no saben cómo hacerlo.
La efeméride del 25 de abril busca generar conciencia y compromiso de nuestra sociedad sobre las consecuencias del maltrato contra niños y niñas, por eso Claudia Durán hace una invitación a “visibilizar estas situaciones a todo nivel, porque muchas veces tenemos miedo de exponerlas para no quedar en vergüenza o para no ser intrusivos, pero con eso, el niño queda expuesto, y a su vez, normalizamos situaciones que no son normales”.