Ciudades y desarrollo sostenible para sus habitantes
Por Rafael Bennett, gerente general de Bicentenario Desarrollo Inmobiliario
Estamos ad portas del inicio de un nuevo gobierno y son muchos los elementos que requerirán la atención de nuestras autoridades durante los próximos cuatro años. Uno de estos es el desarrollo urbano de las diferentes ciudades de nuestro país, donde el desafío será congeniar las necesidades de la población con el crecimiento armónico y sostenible de cada una de ellas.
Según el último análisis realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de Vivienda hace dos años, en 2017 la superficie urbana total llegó a 289.781 hectáreas (ha.), con un aumento bruto de 82.083 ha., respecto del 2002. De esta forma, los asentamientos urbanos aumentaron un 17% y su superficie un 39,5% con una tasa de crecimiento anual de un 2,2%.
Para hacerse una idea, esto es más que la superficie de Santiago y muestra el gran crecimiento que han tenido las ciudades en Chile. Sin embargo, la falta de una planificación rigurosa ha generado algunos problemas relevantes en términos de conectividad, segregación y acceso a servicios en algunas zonas de los emplazamientos urbanos.
Es fundamental que las nuevas autoridades fomenten mecanismos de planificación urbana que permitan aumentar el dinamismo de las áreas céntricas, además de favorecer la renovación y creación de nuevos centros urbanos que otorguen soluciones habitacionales, permitiendo que más personas tengan la posibilidad de acceder a más y mejores servicios, todo esto sumado al desarrollo de un sistema de transporte que mejore la conectividad de las diferentes zonas de la ciudad.
Un ejemplo interesante a considerar, es lo realizado por Corea del Sur en la década de los 90. En esos años, Seúl, la capital de la potencia asiática, sufría por el alto crecimiento poblacional y para descongestionar el centro de la ciudad, el gobierno promovió nuevos asentamientos en un perímetro de 25 kilómetros desde el lugar más denso de Seúl, con el fin de crear 25 millones de viviendas. De esta forma, el área metropolitana continuó desarrollándose en un esquema de ciudades satélite, con una alta concentración de servicios y amplia conectividad.
Hoy en Chile contamos con zonas que han ido desarrollando un polo habitacional y de servicios interesante, como Talagante y Peñaflor en la capital, y como Chiguayante en la zona del Gran Concepción. Sin embargo, es clave la existencia del apoyo de políticas urbanas y territoriales que fomenten el desarrollo y la inversión en estos nuevos centros urbanos, con el objetivo de lograr una alta integración con el resto del área metropolitana.
El desafío está planteado y el futuro gobierno tiene en sus manos la posibilidad de elevar la calidad de vida de los chilenos, con una mejor planificación urbana, y fomentando la aparición de nuevos polos que atraigan inversión y desarrollo para los habitantes de los diferentes asentamientos urbanos.