Paren la Tercera Guerra Mundial
Yuriy Gorodnichenko, Profesor de Economía, Universidad de California, Berkeley, Ilona Sologoub, editora científica de VoxUkraine
El 24 de febrero, Rusia invadió Ucrania disparando misiles y bombas sobre las pacíficas ciudades ucranianas. Rusia apunta a infraestructura civil (áreas residenciales, jardines de infancia, escuelas, hospitales) e infraestructura crítica como represas y centrales eléctricas. Rusia ya capturó la planta de energía nuclear de Chernobyl y el mundo enfrenta el espectro de otro desastre nuclear. El número de muertos se dispara: durante los primeros tres días de guerra, Rusia mató a 210 civiles, muchos de ellos niños. Millones de civiles huyen de la guerra.
No lo duden: Rusia quiere destruir Ucrania, un país democrático en el centro de Europa. Los rusos dicen en los foros más importantes, incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que están protegiendo a los ucranianos. Esta es una mentira descarada. Los ucranianos son personas libres y no necesitan protección de Rusia.
El frente de batalla por la libertad está en Ucrania. Lucha por todo el mundo libre. Y si el mundo libre quiere existir, debe ayudar a Ucrania inmediatamente.
La Unión Europea, Estados Unidos y otros países que buscan la paz deberían:
- Aumentar el costo económico de financiar la guerra para Putin: congelar los activos del gobierno ruso, las empresas estatales y los oligarcas, limitar el acceso a los mercados financieros, prohibir la tenencia de todos los valores rusos en las carteras de las instituciones financieras de Estados Unidos o la Unión Europea, cortar los lazos comerciales con Rusia siempre que sea posible;
- Apagar los medios de comunicación rusos que distribuyen propaganda y desacreditan narrativas falsas que libran agresión;
- Excluir a Rusia de todas las organizaciones internacionales, desde el Fondo Monetario Internacional hasta las federaciones deportivas. El agresor no debe ser miembro de ningún club del mundo civilizado;
- Los secuaces de Putin (incluido Lukashenko de Bielorrusia) deberían enfrentar sanciones. Cancelar visas y permisos de residencia a todos los funcionarios rusos y sus familiares. A nadie que trabaje para el estado ruso se le debe permitir disfrutar de la vida en países que este estado amenaza con destruir.
Como consecuencias de estas medidas, nuestros ciudadanos experimentarán inconvenientes. Pero la libertad no es gratis. Piense en millones de mujeres, niños y ancianos ucranianos que se esconden en sótanos y estaciones de metro de la artillería y los misiles rusos. Piense en millones de hombres ucranianos que se unen al ejército y las unidades de defensa territorial voluntarias para luchar contra el agresor. Arriesgan sus vidas para proteger no solo la libertad de Ucrania sino también la libertad de todos nosotros.
¡La agresión rusa debe ser detenida!