Deje de quejarse y aprenda a ser asertivo y decir ¡NO! cuando corresponda

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl

Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)

Existe un libro con el siguiente título: “El arte de decir NO” de la matemática y psicóloga Hedwig Kellner, una consultora de empresas y formadora de ejecutivos de origen alemán, experta en resolución de conflictos, técnicas de comunicación y autocontrol. El contenido de su libro se orienta, precisamente, hacia el objetivo de que las personas aprendan a decir ¡No! a ciertos sujetos, sin tener que sentirse, posteriormente, culpables por ello.

En palabras de la autora, un “¡No!” emitido a tiempo, “permite evitar malentendidos, discusiones, estrés y mal humor”. Es así, por ejemplo, que el hecho de negarse a hacerle un favor a un determinado individuo o de responder negativamente  a  una petición y/o solicitud de una persona, no siempre hay que verlo como una actitud egoísta por parte de uno, sino que, simplemente, como una forma de “defender una postura personal que puede estar en lo correcto y en su derecho”.

La razón de fondo de esta premisa, es que las personas deben entender que no pueden –en beneficio de su salud física y mental– echarse encima más obligaciones que aquellas que puedan manejar adecuadamente y sin sentirse sobrepasadas. Si una persona no es capaz de pronunciar este simple adverbio de dos letras cuando siente deseos de decirlo, entonces, lo más probable es que comience a perder el control de su propia vida, por cuanto, si siente que no puede decir ¡No! al otro, se arriesga a perder el respeto por sí misma y acumular rabia y resentimiento, ya que está permitiendo que los demás saquen provecho de uno y lo exploten continuamente. Eso por un lado.

Por otra parte, se le está dando al otro una “autoridad” sobre la propia persona de la que no es digno ni merecedor; en definitiva, bajo estas circunstancias, la persona se arriesga a no poder realizar lo que realmente quiere hacer, malogrando así la posibilidad de establecer una comunicación honesta, abierta y franca con los demás.

Detrás de las enseñanzas de la psicóloga Hedwig Kellner existe un solo aprendizaje que  hay que hacer: atreverse a decir en forma sincera, directa y sin titubeos la propia opinión, evitando sobrecargarse con una mochila llena de responsabilidades excesivas y que, en rigor,  son propiedad de otros. La  única y propia responsabilidad, radica en el hecho de aprender a decir simplemente ¡No!, cuando corresponda. Este aprendizaje se relaciona estrechamente con el proceso de “desarrollar un comportamiento asertivo”.

La persona que se considera asertiva, aprende a desarrollar cinco actitudes básicas que la caracterizan y la identifican como tal. Revisemos entonces, cuáles son estas cualidades o actitudes:

  1. Se siente con la libertad y tranquilidad para expresar abiertamente sus sentimientos, emociones, ideas y desacuerdos por intermedio de palabras, argumentos y actos.
  2. Es capaz de establecer una comunicación abierta, transparente, directa, franca y en forma adecuada con personas de distintos niveles jerárquicos (laborales, sociales o familiares).
  3. Muestra una orientación activa y propositiva en su vida, haciendo que las cosas sucedan y sin tener que esperar a que éstas lleguen como por azar.
  4. Es un sujeto que se esfuerza en forma decidida y sin vacilaciones por ir tras lo que desea.
  5. Actúa en forma honesta e íntegra, por cuanto, al comprender que no siempre se puede ganar, es capaz de aceptar sus limitaciones, errores y defectos. Además, aun cuando intenta alcanzar sus metas y objetivos con todas sus fuerzas y energías, es una persona que mantiene inalterable el respeto, tanto hacia sí misma, como así también hacia los demás individuos que la rodean.

Por otra parte, ¿qué sucede con nosotros, cuando no nos atrevemos a decir lo que realmente sentimos en nuestro fuero interno? Pues, entre otras cosas, muy pronto: (a) nos arrepentimos –y nos auto insultamos– por no haber sido capaces de mantener firme nuestra postura y haber cedido a la presión del otro;  (b) nos quedamos con la sensación de que no somos capaces de controlar las situaciones en las que nos vemos envueltos; (c) sentimos que no nos respetan (y que tampoco nos respetamos a nosotros mismos), y finalmente, (d) vemos cómo se diluye y se derrite nuestra autoestima, porque nos damos cuenta de que no poseemos el suficiente carácter y coraje para enfrentar en forma decidida una situación que es molesta, que no nos complace y que nos hace sentir tremendamente agobiados.

En este sentido, cada uno de nosotros debe asumir la plena responsabilidad sobre su propia vida, y si los demás nos la echan a perder, es porque nosotros mismos lo estamos permitiendo y les estamos dando la autoridad sobre nosotros para que lo hagan, por lo tanto, deje de quejarse de una vez por todas y aprenda a ser asertivo y decir ¡No! cuando corresponda: su autoestima se lo agradecerá.

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