La gran paradoja del beneficio: mientras los salarios se estancan, las megaempresas se enriquecen

Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl

Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)

Los planteamientos que hace el estudioso de origen belga, Dr. Jan Eeckhout, son necesarios de ser conocidos por una amplia mayoría de la población, por cuanto, el Dr. Eeckhout nos advierte de:  (a) los “varios peligros en los cuales estamos cayendo por desconocimiento o ignorancia”, (b) por “los diversos actos monopólicos a los que no estamos prestando la debida atención”, los cuales, de no ser corregidos a tiempo (c) podrían “terminar causando aún más daño del que ya están provocando en la economía mundial y a los puestos de trabajo”, realidad que luego afecta gravemente a los países menos desarrollados.

¿Las razones de todo lo anterior? En primer lugar, el Dr. Eeckhout nos revela que el ciudadano común no tiene la menor idea acerca de la “falta de competencia que existe hoy en los mercados internacionales”, debido al hecho que unas pocas megaempresas multinacionales han cavado un “foso profundo” en torno a ellas a través de generar grandes “barreras de ingreso al mercado”, en función, justamente, de su enorme poder de mercado y los grandes avances tecnológicos que ellas han introducido en sus procesos productivos, condición que hace económicamente inviable –y prácticamente imposible– el ingreso de otras empresas a competir en rubros en los cuales estas megaempresas tienen el dominio absoluto.

En segundo lugar, este investigador nos muestra cómo el surgimiento de corporaciones “superestrellas y que son megarentables nos empobrece a todos” al no traspasar una parte de los ahorros en costes de producción y por los mayores niveles de productividad, tanto a sus trabajadores como también a los millones de clientes.

El Dr. Jan Eeckhout, es un economista, profesor e investigador de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España, y es autor del libro titulado “La paradoja del beneficio: cómo las empresas exitosas amenazan la economía” –y, por extensión, amenazan el futuro del trabajo– a raíz de lo cual, el Dr. Eeckhout tiene mucho que aportar al respecto de esta temática. Es así, por ejemplo, que este investigador destaca, que si bien el avance tecnológico ha ofrecido a la sociedad un enorme potencial para el progreso económico, por medio del cual, las empresas innovadoras mejoran la eficiencia y calidad de los productos, ello también ha traído consigo algunas “externalidades negativas”, por cuanto –¡y aquí aparece la paradoja!– las nuevas tecnologías han permitido, asimismo, que empresas de gran tamaño acumulen un alto poder y dominio de mercado, factor que ha ido en detrimento del empleo y de los salarios.

Tal es el caso de gigantescas empresas como Wal-Mart, Amazon, Microsoft, Apple, Facebook, Google, Coca-Cola, Pepsi, Good Year, Nestlé y otras, cuyo valor bursátil, muchas veces, ni siquiera se puede calcular en moneda nacional. Ahora bien, sólo con el ánimo de poner en perspectiva los monstruosos ingresos que tienen estas empresas, demos algunos ejemplos: el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile, es decir, todo lo que producen en un año los más de 18 millones de habitantes de este país, se acerca a los 300 mil millones de dólares, en tanto que una sola empresa como Apple tiene un valor bursátil de 200 mil millones de dólares. El caso de la empresa Amazon es aún más impresionante, ya que su capitalización de mercado es casi tres veces el valor del PIB de Chile: 994 mil millones de dólares.  La empresa Wal-Mart, por su parte, tiene alrededor de 2.200.000 trabajadores repartidos por todo el mundo, siendo una empresa con un valor bursátil de 240 mil millones de dólares, en tanto que el dueño de la empresa Amazon, Jeff Bezos, tiene un “patrimonio personal de 185 mil millones de dólares” y se lo considera el hombre más rico del planeta. Sin embargo, este magnate ha sido acusado de:

  1. Proporcionar a las fuerzas del orden público una serie de herramientas de vigilancia de reconocimiento facial que permite perseguir a una persona en cualquier país donde se encuentre.
  2. Formar asociaciones de computación en la nube con la idea de alejar a los clientes de las librerías y hacerlas quebrar por no poder vender sus libros.
  3. Contaminar e impactar negativamente el medio ambiente.
  4. Otorgar una baja prioridad a mejorar las condiciones de trabajo de sus colaboradores.
  5. Oponerse activamente a los esfuerzos de sindicalización de los trabajadores.
  6. Pedir subsidios públicos buscando patentar su tecnología 1-Click.
  7. Participar en múltiples acciones anticompetitivas y discriminación de precios.

Como se podrá observar, el alto poder de mercado que tienen estas megaempresas y  quienes las dirigen les ha reportado unos beneficios descomunales y una gran riqueza, al mismo tiempo que han contribuido a que muchos de los empleados que trabajan para ellas ganen un salario sorprendentemente bajo, es decir, mientras el costo de la vida no deja de aumentar, los salarios de los trabajadores se han estancado o, simplemente, son despedidos y pierden sus puestos de trabajo.

Demos algunas cifras concretas circunscritas al área tecnológica: el nuevo dueño de Twitter Elon Musk despidió a más de 3.700 trabajadores apenas se apoderó de la empresa, Cisco despidió a 4.100 empleados, Microsoft se deshizo de más de 10.000 colaboradores, Meta (ex Facebook) despidió a 11.000 empleados, Alphabet (de Google) sacó a más de 12.000 trabajadores de la compañía, en tanto que Amazon despedirá a nada menos que 18.000 empleados y así sucesivamente. Sólo las empresas tecnológicas han despedido a más de 150.000 trabajadores en el último año. Y otro dato relevante: la empresa Google fue acusada hace algunos días de “empresa monopólica” por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, es decir, por su propio país.

Puesto de otra manera: un puñado de empresas gigantescas, cuyos ingresos anuales  superan el Producto Interno Bruto de muchos países de Latinoamérica, Asia y África han cosechado la mayor parte de los beneficios derivados del progreso y, en lugar de compartir una parte de las ganancias con sus trabajadores y de traspasar las ventajas de los avances tecnológicos a los consumidores reduciendo los precios de los productos gracias a una baja en los costes de producción, éstos han subido arbitrariamente, lo que, de acuerdo con Eeckhout, ha “contribuido a incrementar la desigualdad y a frenar la movilidad social”.

Las investigaciones del Dr. Eeckhout han puesto en evidencia de qué manera –a menudo faltando por completo a la ética– el poder de una economía controlada por empresas “superestrellas” asfixia el mercado laboral, y dada la ausencia de mecanismos que garanticen una competencia leal y justa con empresas de menor tamaño, el sistema está conduciendo a consecuencias que son gravísimas, tanto económicas como sociales.

¿Por qué razón es importante prestar atención a esta realidad? Muy simple: las empresas que compiten lealmente y que obtienen justos beneficios, lo que hacen es crear puestos de trabajo y entregar beneficios laborales a sus colaboradores, en tanto que las empresas dominantes ejercen, simplemente, su poder de mercado y hacen lo contrario, a saber: sólo generan excesivos beneficios para sí mismas descuidando a sus trabajadores. ¿La razón? Al no tener competidores que puedan ofrecer los mismos productos o servicios a un menor precio, “obligan a que los consumidores paguen un sobreprecio demasiado alto por sus productos”. En síntesis: un gran abuso e injusticia.

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