Estudio revela características y dinámicas del empleo agrícola en O’Higgins
El Observatorio Laboral SENCE de la Universidad de O’Higgins (UOH) dio a conocer el estudio “Empleo atípico, trayectorias laborales, capacitación y empleabilidad en el Agro”, con el fin de contribuir a la detección de las brechas laborales y entregar información al Consejo Regional de Capacitación, para la toma de decisiones en materia de empleabilidad con pertinencia territorial.
Este análisis es parte de los Estudios Regionales que elaboró la red de Observatorio Laborales del país, y que son un aporte a los procesos de descentralización impulsado por el Gobierno de Chile, que se materializan en el traspaso de competencias transitorias desde el Ministerio del Trabajo y Previsión Social a los Gobiernos Regionales. La temática de este primer estudio fue priorizada por la SEREMI del Trabajo y Previsión Social, la Dirección Regional de SENCE y el Observatorio Laboral Regional.
En el estudio se caracterizó el empleo en el sector silvoagropecuario, considerando a sus actores, las interacciones y los procesos productivos propios de la actividad en la región de O’Higgins.
“Calidad del empleo en el agro”
El estudio permitió conocer ciertas dinámicas que se dan en este sector, como por ejemplo que la estacionalidad de las faenas y el tipo de vínculo entre el trabajador y el empleador se constituyen como los principales factores que inciden en la calidad del empleo agrícola regional.
Según explica la SEREMI del Trabajo y Previsión Social (s), Daniela Cabrera, “o anterior, deriva en que la mayoría de las personas que trabajan en el sector, lo hagan a través de relaciones temporales con sus empleadores, donde muchas veces no existe un contrato de trabajo que medie la relación. Esta desvinculación entre el empleador y el trabajador se potencia aún más cuando el primero no es el productor, sino que hay presencia de un nexo tercerizado”.
Asimismo, está entremezclado por una serie de realidades productivas y actores que influyen en las dinámicas que se dan al interior del agro nacional y regional, donde la fruticultura de exportación y sus encadenamientos asociados (packing y agroindustria), son los que generarían los empleos de mejor calidad y más estables. A su vez, es donde participa una mayor diversidad de actores, entre los que se encuentran: dueños de predios, gerentes o administradores, mandos medios, contratistas y trabajadores, siendo estos últimos una categoría diversa, determinada por la relación contractual y la permanencia o temporalidad de ésta.
En el otro extremo, se encuentra la agricultura familiar campesina, con procesos productivos simples orientados a la producción de alimentos para el consumo local y el autoconsumo, donde además el dueño de la producción es la misma persona que trabaja la tierra.
¿Qué pasa con la capacitación?
Otras de las conclusiones que arrojó el estudio, dice relación con la capacitación, y en tal sentido, queda establecido que los espacios para la promoción de condiciones de empleo estables, formales y de calidad en el agro regional, son escasos. Esto desincentivando no sólo el ingreso al sector, sino que también las instancias que favorezcan la permanencia dentro de éste, como la capacitación, que se restringe a áreas productivas y trabajadores específicos, potenciando el círculo de exclusión de importantes segmentos de trabajadores a espacios laborales de calidad.
Para la directora regional (s) del SENCE, Marcela Contreras, la capacitación en el ámbito agrícola tiene distintos aspectos: “una es aquella necesaria para las actividades operativas asociadas a la temporada alta de producción, a la que habitualmente los empleadores responden con cursos que son exigidos por las normas de calidad internacional y otras áreas en las que ante la necesidad de gran cantidad de mano de obra, se opta por personas con experiencia y/o por el concepto de haciendo aprendo”.
Añade asimismo que, “por otra parte, está la capacitación asociada a oficios que apuntan a labores más permanentes en el rubro y es ahí donde desde el rol de SENCE, aportamos con formación en temáticas tales como riego tecnificado, operario de grúa horquilla, mantención de maquinaria industrial, control de calidad, aplicación de plaguicidas, entre otros”, establece la autoridad regional.
El acceso a capacitación, se vincula a las características atípicas del empleo agrícola y afecta de manera diferenciada a los trabajadores, dependiendo de diversos factores como: el tipo de cultivo; la condición contractual de los trabajadores; condicionantes de género; y los factores socioeconómicos.
Así, por ejemplo, en cuanto al tipo de cultivo, en la producción de fruta de exportación o producción de semillas – ya sea por exigencias de los mercados o por procesos productivos más complejos – suelen existir más instancias de capacitación que en los cultivos anuales.
Por su parte, en relación a la condición contractual de los trabajadores, la investigación revela que tienen contratos de trabajo, sobre todo los que están bajo la modalidad de contrato indefinido, aparecen con mayores posibilidades de acceder a capacitaciones que los trabajadores que tienen un vínculo laboral inestable.
Para conocer todos los resultados del estudio “Empleo atípico, trayectorias laborales, capacitación y empleabilidad en el agro”, solo se debe acceder a la web del Observatorio Laboral de O’Higgins