Corazón sano: medir la aptitud cardiorrespiratoria ayuda a prevenir infartos
Resulta normal ir al médico para realizar controles de rutina. ¿Presión arterial? Chequeada. ¿Ritmo cardíaco? Chequeado. ¿Temperatura? Chequeada.
Pero, ¿sabía que hay un signo vital que es de mucha utilidad para evaluar su salud cardiaca? Hablamos de la aptitud cardiorrespiratoria (CRF por su sigla en inglés). Este indicador mide qué tan bien el cuerpo absorbe oxígeno y lo entrega a los músculos y órganos durante períodos prolongados de ejercicio.
“Un CRF alto se relaciona con un menor riesgo para la salud. En cambio, un nivel bajo puede estar asociado a un alto riesgo cardiovascular, similar al causado por la hipertensión, el tabaquismo o el colesterol alto (1)”, indica la Dra. Paola Varleta, cardióloga y presidenta de la Fundación Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Vascular, SOCHICAR.
En Chile, el 26% de la población tiene riesgo cardiovascular moderado, y otro 25,5% tiene riesgo cardiovascular alto, según la última Encuesta Nacional de Salud. (2) Es decir, más de la mitad de la población necesita poner atención a la salud de su corazón.
Para esto, una simple prueba puede dar información clave.
Aptitud cardiorrespiratoria como signo vital
Una CRF baja se asocia con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer y tasas de mortalidad más altas, de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón (AHA).
Así también, una baja aptitud cardiorrespiratoria está vinculada al riesgo de insuficiencia cardíaca y a la probabilidad de hospitalización por insuficiencia cardíaca a una edad avanzada. Además, es factor predictor de riesgo de infarto, de acuerdo con AHA.
“Determinar el nivel de aptitud cardiorrespiratoria antes de intervenciones quirúrgicas puede mejorar los resultados, incluido el riesgo quirúrgico. Es importante la capacidad física para enfrentar la cirugía y evitar complicaciones”, dice la Dra. Paola Varleta.
Debido a esto, la AHA recomienda medir la aptitud cardiorrespiratoria como parte de los chequeos de rutina para el cuidado de la salud.
Una verificación importante durante los chequeos
Un test usado comúnmente para evaluar la salud cardiovascular es la prueba de capacidad física, también conocida como prueba de esfuerzo. Ésta recopila información sobre cómo funciona el corazón durante la actividad física, ya que el ejercicio hace que este órgano tenga que aumentar su esfuerzo, incrementando la frecuencia cardíaca. En palabras simples, su corazón trabajará más rápido y con mayor intensidad que cuando está en reposo.
“Durante una prueba de esfuerzo se pide a la persona caminar, trotar o correr en una cinta, o andar en una bicicleta estática, mientras se monitorea su ritmo cardíaco, la presión arterial y la respiración. El médico tratante revisará los resultados después de la prueba”, explica la Dra. Milagro Sosa, Directora Médica de Abbott.
Eso sí, la doctora advierte que, si hay sospecha de enfermedad cardiaca o ritmo cardiaco irregular, es mejor revisar esta situación con el médico tratante antes de someterse a pruebas de ejercicio.
Otro test recomendado por la AHA para casos especiales -por ejemplo, deportistas-, es la prueba de esfuerzo cardiopulmonar (PECP). Durante esta prueba, que se realiza en una bicicleta estática, se mide el nivel de oxígeno, la cantidad de dióxido de carbono que se está produciendo y el patrón de respiración. Esto permite una cuantificación más precisa y estandarizada del nivel de aptitud cardiorrespiratoria, según la AHA.
Conocer la aptitud cardiorrespiratoria brinda a los profesionales de la salud información clave para apoyar a las personas al momento de tomar decisiones que beneficien el cuidado de su salud.