Enfermedades Respiratorias: “la guerra no ha terminado”

Juan Cristóbal Guerrero

Director Kinesiología

Universidad San Sebastián, sede De la Patagonia

Estamos en pleno invierno, el que además es muy largo en el sur de nuestro país, cuestión que sin duda es sinónimo de lluvias, bajas temperaturas y enfermedades respiratorias. Es así, como dura;nte gran parte de los meses de mayo y junio, la Influenza tipo A golpeó con fuerza a la población entre 15 y 65 años, con tasas de positividad muy altas a nivel nacional y en la región de Los Lagos, donde tuvo alta presencia en todas las provincias, siendo la más afectada por semanas la provincia de Osorno. Por esto, el llamado a la vacunación fue incesante, aunque algo tardío, lo que provocó que aún estemos con población pendiente de vacunación contra la Influenza tipo A, especialmente embarazadas y adultos mayores.

En las últimas semanas, la influenza tipo A muestra una marcada tendencia a la baja, con una positividad sólo del 9.6%, pero esto no es debe ser motivo relajo en la comunidad, si no que sólo se debe cambiar el foco de atención, ya que el temido Virus Respiratorio Sincicial (VRS) viene mostrando un alza en las últimas semanas, con una positividad el 31% a nivel nacional, mostrándose como el primero de la lista, pero con una presencia menor en la región de Los Lagos, donde figura con una positividad cercana al 6%, con mayor predominancia en la provincia de Llanquihue, apareciendo con un 10% de los contagios por enfermedades respiratorias en la semana epidemiológica 26 y los casos de hospitalización por enfermedad grave no han aumentado de manera importante.

Lo anterior, comparado con la misma semana del año 2023 donde la positividad por VRS bordeaba un 60% en la región de Los Lagos, son muy buenas noticias. El fenómeno del 2024 se podría explicar por dos grandes razones: primero, la acertada decisión de adelantar las vacaciones de invierno, ya que el inicio de estas coincidió con los primeros indicios de alza del VRS; y segundo, la incorporación del anticuerpo monoclonal Nirsevimab, que a diferencia de la vacunación contra la Influenza, logró tasas de cobertura altísimas, 87.5% en lactantes y 98% en recién nacidos, esto empujado también, por la gran alarma que provoco el Virus Respiratorio sincicial durante el 2023.

Es así, como este año, ya hemos pasado dos batallas, la Influenza tipo A, que llevó al límite de sus capacidades al sistema de salud y además, hemos evitado, hasta el momento, los tristes indicadores de contagio y mortalidad del VRS durante el 2023. Pero la guerra no ha terminado, el invierno es largo, las condiciones climáticas no ayudan y a ello se le añaden los altos niveles de contaminación ambiental, que se suman como otro factor de riesgo para enfermar gravemente. Todo aquello,  hacen de esta etapa un momento crucial para evitar y/o controlar el desarrollo de las enfermedades respiratorias en lo que resta del invierno.

Esta semana, además, regresaron los escolares a sus establecimientos educacionales, lo que nos obliga a reforzar la importancia de la vacunación en menores de 5 años, adultos mayores y embarazadas y la implementación de todas las medidas posibles para evitar el contagio, como son: lavado frecuente de manos, uso de mascarillas, ventilación de espacios, evitar aglomeraciones y hacinamiento, entre otras. Lo que debe ir acompañado de una fuerte comunicación de riesgo, ya que no debemos bajar los brazos en el esfuerzo para que nuestra población no enferme gravemente. Se puede evitar, pero para eso debemos tener claro, que la guerra no ha terminado.

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