El desafío para Chile en la implementación de territorios inteligentes

Por Bernardo Candia Henríquez, ex alcalde de San Juan de la Costa

La necesidad de Chile en implementar territorios inteligentes se transforma en un desafío histórico como base para un desarrollo sostenible y competitivo.

En un mundo globalizado, donde la innovación y la creatividad son pilares fundamentales, es crucial fortalecer las capacidades que permiten que nuestro país se posicione en los mercados internacionales. Según un reciente informe del Diario Financiero, se estima que en 2024 el país alcanzará exportaciones por más de $100 mil millones, un récord que refleja nuestro potencial, pero que también exige una planificación estratégica para sostener y mejorar este desempeño.

Los territorios inteligentes son clave para gestionar eficientemente los recursos humanos y financieros disponibles, permitiendo generar condiciones favorables para la inversión en infraestructura y tecnologías avanzadas. Este enfoque no solo incrementa la eficiencia en la prestación de servicios, sino que también posiciona a las regiones y ciudades chilenas a la vanguardia del desarrollo. La atracción de empresas que valoran entornos con servicios de calidad y competitividad es un efecto directo de contar con espacios territoriales bien planificados y tecnológicamente avanzados.

La transición hacia este modelo demanda un compromiso estatal firme. Las políticas públicas deben priorizar el fortalecimiento del talento humano, incentivando la innovación y el uso de tecnologías emergentes. Este esfuerzo debe estar orientado a mejorar la calidad de vida de las personas y a construir un proyecto compartido de desarrollo a nivel nacional, regional y local. Sin esta visión unificada, no será posible alcanzar tasas de crecimiento económico sostenibles superiores al 4,5 %, necesarias para financiar necesidades urgentes como salud, educación y vivienda.

Además, la descentralización debe superar el enfoque burocrático tradicional. Es fundamental adoptarla desde la comunidad, los territorios y sus talentos. Esto implica transformar a las regiones en polos de crecimiento económico mediante la diversificación productiva y la generación de servicios de calidad exportables. Un cambio de paradigma en el proceso de desarrollo permitirá que los territorios sean protagonistas, impulsando una verdadera revolución en políticas que atraigan a jóvenes talentos y fomenten la reinvención constante.

Un territorio inteligente se define por su capacidad de aprendizaje y adaptación, equilibrando la competitividad económica, el progreso social y la sostenibilidad ambiental. Este equilibrio es el camino hacia un desarrollo integral que convierta a Chile en un referente global y en un lugar mejor para sus habitantes.

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