Exención de visa para Chile: ¿Cómo la nueva decisión de China afecta al liderazgo de Estados Unidos en Latinoamérica?

El Gobierno de China anunció este jueves la exención de visado para ciudadanos de Chile, Brasil, Argentina, Perú y Uruguay. La medida está enfocada en estancias de hasta 30 días y su vigencia será del 1 de junio hasta el 31 de mayo de 2026.

“Los extranjeros que viajen por motivos de negocios, turismo, visitas familiares, intercambio y tránsito que cumplan los requisitos de exención de visado podrán ingresar a China sin visado tras ser inspeccionados de conformidad con la ley por parte de las autoridades de inspección fronteriza de China”, explicó la administración de Xi Jinping.

Además, recalcaron que esta medida no será aplicable para quienes viajen al país asiático por motivos de trabajo, estudio, periodismo, entre otros.

¿Cómo afecta al liderazgo de EE.UU. en Latinoamérica?

La decisión del gobierno chino causó impacto a nivel internacional, sobre todo por que los beneficiarios son países clave de América Latina. En ese sentido, surge la interrogante de cómo esta medida afecta al liderazgo de Estados Unidos en la región, teniendo en cuenta la guerra comercial que ambas potencias han protagonizado en el último semestre.

No debe interpretarse como un gesto aislado”, dice Isidora Puga, académica del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes (UANDES), “sino como parte de una estrategia integral de proyección de poder a través de la diplomacia blanda o soft power”.

“Esta medida se inscribe dentro de un abanico más amplio de iniciativas —como inversiones, créditos, infraestructura y becas— orientadas a fortalecer su presencia política, económica y cultural en la región”, añade.

Bajo ese punto, la experta menciona que unas de las consecuencias más visibles al respecto es la erosión de la influencia diplomática del país norteamericano, ya que “la exención de visado facilita el contacto cultural y comercial directo con China, disminuyendo la dependencia de América Latina respecto de Estados Unidos como destino preferente para estudiantes, empresarios y turistas”.

Ahora, en términos simbólicos, “esto proyecta una imagen de China como un socio accesible y pragmático, libre de condicionamientos ideológicos, a diferencia de Estados Unidos, que tradicionalmente subordina sus relaciones a exigencias políticas o económicas”.

“A esto se suma una creciente percepción de decadencia del liderazgo estadounidense en la región. Washington, en su actual orientación nacionalista bajo el gobierno de Donald Trump, no está en condiciones de responder con medidas equivalentes: su política migratoria se caracteriza precisamente por el endurecimiento de fronteras y restricciones a ciudadanos latinoamericanos. En este contexto, cualquier intento de ‘competencia por simpatía’ queda neutralizado por sus propias decisiones internas”, continúa.

Finalmente, Puga recalca que la decisión del gobierno chino para los países latinoamericanos no solo incrementa su influencia regional, sino que también “plantea la posibilidad de un eje transpacífico alternativo, donde estos países pueden diversificar sus alianzas sin depender exclusivamente del consorcio occidental”,

“Esto es especialmente relevante si consideramos que la hegemonía en el continente no se define únicamente por el poder militar, sino también —y cada vez más— por la legitimidad internacional, la inversión directa, el comercio bilateral y la capacidad de generar vínculos duraderos y mutuamente beneficiosos”, sentencia.

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