En el Hospital Base de Osorno se tortura
Por Bernardo Candia Henríquez
El caso de tortura ocurrido al interior del Hospital Base de Osorno, no sólo impacta por su brutalidad y crueldad, sino que debe generar al menos un mínimo cuestionamiento respecto de ¿cómo es posible que funcionarios públicos, en plena pandemia, hayan humillado y vejado sistemáticamente a un joven profesional con trastorno del espectro autista? y ¿En qué momento dejamos de valorar la vida y la dignidad humana?
Los responsables están identificados. Lo indignante es que, pese a las pruebas audiovisuales, algunos de ellos seguían trabajando hasta hace muy poco. ¿Quién los protegía? ¿Dónde estaban los directivos de entonces y qué han hecho las autoridades actuales?
El hospital, que debiera ser un espacio de cuidado y sanación, se transformó en un lugar de sufrimiento. Recordemos que en 1973 también fue usado como centro de detención y tortura. Que hoy vuelva a asociarse a estos actos atroces es inaceptable. No se trata solo de “filtraciones” como parecen preocuparse algunos, sino de crímenes contra la dignidad humana.
Exigimos que la ministra de Salud actúe con firmeza: que se destituya a los responsables jerárquicos por omisión o complicidad, y que la Fiscalía actúe sin titubeos. Este caso no puede quedar impune. Los valores fundamentales como la empatía, el respeto y la justicia no pueden ser negociables en ninguna institución pública.