La erradicación de campamentos transita por caminos subjetivos

Galicia Stuardo Ruiz

Directora Programa de Licenciatura en Trabajo Social

Universidad Santo Tomás Osorno

Uno de los principales desafíos para el Trabajo Social es la integración social, sobre todo ahora que la cantidad de personas viviendo en campamentos ha aumentado considerablemente en los últimos dos años de pandemia. En este contexto, la gestión del territorio emerge como un instrumento de acción que nos permite pensar más allá de la gestión convencional desarrollada desde la institucionalidad para dar paso a la gestión desde abajo y desde dentro con y por las comunidades.

Como muchos sabrán, la erradicación de un campamento depende en gran medida del nivel de organización y fortaleza del comité del campamento, diría que el comité es el corazón y aunque muchas veces nace espontáneamente la mayor parte de las veces requiere de acompañamiento técnico. Pues bien, este proceso silencioso es una labor clave de las y los trabajadores sociales, fundamentalmente de confianza entre los equipos técnicos y las familias, crear esos vínculos requiere de tiempo y acciones concretas que en no pocas oportunidades y desde una evaluación no social o de metas pueden parecer vacías, sin embargo, son precisamente esas técnicas las que fortalecen la imprescindible relación entre las familias y profesionales.

Dicho de otro modo, acompañar en este sentido es visitar constantemente, conversar, observar, compartir momentos importantes, muchas veces familiares e íntimos, de allí proviene la confianza y el compromiso que permite concretar el trabajo comunitario efectivo y sustentable en el tiempo.

No olvidemos que los campamentos son una dolorosa expresión de nuestra sociedad, una que construimos todas y todos con nuestro discurso de desconfianza, de segregación, pero sobre todo con los juicios punitivos que se ejercen no sólo con la palabra hablada o escrita, sino que, con las acciones o formas con que se toman las decisiones desde el poder institucional y político del país.

Nuestra misión como trabajadores sociales es hacer que las cosas pasen, ese es el camino de tránsito y el valor de cambio de las subjetividades a las concreciones, del campamento a la casa propia. Las personas no sólo trasladan cosas, también trasladan organización y redes a sus nuevos barrios.

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