Investigación busca identificar prácticas de riesgo relacionadas con enfermedades zoonóticas en Latinoamérica
Cerca del 60% de todas las enfermedades infecciosas emergentes que nos pueden afectar, tiene orígenes zoonóticos y en su mayoría provienen de animales silvestres. El cambio climático, la reducción de hábitats naturales debido a deforestación y la creciente urbanización, han causado que el contacto entre humanos y animales sea más recurrente, por lo que existiría una mayor probabilidad de que patógenos crucen el límite de la especie. Un ejemplo de esto es la pandemia por Covid-19, que tiene a la humanidad en plena lucha contra este virus.
Dado lo anterior, la Universidad de O’Higgins (UOH) junto a las universidades San Francisco Xavier de Chuquisaca, Bolivia; Universidad San Carlos, de Guatemala; Universidades Federal do Paraná de Brasil y el Centro para la Salud Internacional de la Universidad Ludwig Maximilians de Alemania está desarrollando el proyecto de investigación “Conocimientos, actitudes y prácticas frente al riesgo de enfermedades zoonóticas, comercio y consumo de vida silvestre en América Latina”.
El proyecto es financiado por International Alliance Against Health Risk in Wildlife Trade y está liderado por la Dra. María Teresa Solís, del Instituto Ciencias de la Salud de la UOH. También participan las académicas María Soledad Burrone, del Instituto de Ciencias de la Salud y Gemma Rojo, del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3), y el investigador UOH Manuel Pinto.
Según la Dra. Solís, el proyecto tiene el objetivo de identificar conocimientos, actitudes y prácticas frente al riesgo de enfermedades zoonóticas, comercio y consumo de vida silvestre en diferentes poblaciones que viven en áreas urbanas y rurales, incluidas las comunidades indígenas de América. “Con base en sus resultados, se desarrollarán enfoques innovadores, adaptados a los contextos locales para co-construir con la comunidad enfoques de cambio de comportamiento que busquen conservar la biodiversidad y mejorar la interacción de las personas con la vida silvestre”.
“Hay muy pocos estudios que aborden la interacción de humanos con animales. Existen comunidades que conviven en armonía con animales silvestres y realizan un uso sustentable de la biodiversidad del territorio que habitan, en cambio en otras la fauna nativa o animales exóticos se consume o se le persigue y captura, aun cuando estos animales silvestres presenten problemas de conservación. Incluso, se los trafica para vender la carne”, señala la Dra. Solís.
Para el desarrollo se contemplan cinco etapas. La primera hace referencia al levantamiento de información cuantitativa sobre el conocimiento, creencias, percepciones, experiencias en relación con el riesgo de enfermedades zoonóticas, comercio y consumo de vida silvestre. Con esta información se desarrollará e implementará una estrategia educativa, adecuada a los contextos, para crear conciencia sobre el tema y promover cambios de comportamiento en nuestras comunidades. Finalmente, en la etapa de difusión, se compartirán los resultados y experiencia generada en el proyecto, así como los materiales desarrollados.
En el caso de Chile, se trabajará en las comunas de Machalí, Doñihue y Navidad de la Región de O’Higgins, donde se ha estado abordando previamente algunos conflictos entre el ganado, la vida silvestre y el riesgo de zoonosis. Asimismo, la zona enfrenta algunos problemas relacionados con riesgos de sequía e incendios, que también ponen en riesgo la biodiversidad.