Los “maestros de la seducción”: personas que necesitan ser el centro de atención

Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl – Conferencista, escritor e investigador (PUC)

En casi todos los grupos sociales, siempre existe un sujeto que se destaca por sobre todo todo el resto, ya sea que hablemos del trabajo, del grupo de amigos o de los compañeros de la universidad.

Entre ellos están: los graciosos, quienes siempre tienen un chiste listo para salir de su boca, los que brillan por su ingenio e inteligencia, los extravertidos o los que son calificados como el “alma de las fiestas”. Sin embargo, en algunos casos puede acontecer que algunas de estas personas superen esos rasgos simpáticos y encantadores, y terminen convirtiéndose en lo que coloquialmente se conoce como los “floreritos de mesa”, es decir, sujetos hambrientos de atención, y que, en algunos casos, pueden ser exageradamente dramáticos o emocionales.

En rigor, se trata de individuos que, efectivamente, necesitan llamar la atención de todos en su entorno, ya que –careciendo de seguridad en sí mismos–  se miden y/o se definen a sí mismos a través de las reacciones o impacto que provocan en los demás.

Las formas que adopta esta obsesión por convertirse en el centro de atención, puede darse por medio de la seducción y la incansable conquista y búsqueda de afectos. Para el caso de los hombres, se puede hablar de los típicos “Don Juanes”, quienes intentan seducir en forma permanente a las personas que están en su entorno. Por otra parte, las mujeres “floreros”, a su vez, también necesitan sentirse admiradas por los hombres que las rodean. En ambos casos, estos individuos no descansan en su labor de seducción hasta que suman un nuevo admirador(a) para –luego de conseguido el objetivo–  comenzar a buscar a una nueva persona a la cual seducir.

Básicamente, son dos los perfiles o estilos de personalidad que están asociados con los buscadores de atención. En primer lugar están los “individuos con personalidad histriónica”, es decir, sujetos que “necesitan estar bajo el foco de las luces, que están  hambrientas de reconocimiento social y que se sienten despreciadas cuando no son el centro de atención”. Suelen ser personas inmaduras, manipuladoras, egoístas y autorreferentes.

Lo anterior puede verse reflejado, por ejemplo, en el hecho que si alguien del grupo narra algún suceso o evento llamativo y de cierto impacto, rápidamente intervienen para sacar a relucir sus historias personales, intentando que sean más impactantes y dramáticas que las historias de los demás.

Sin embargo, estos individuos también pueden presentar mucha fragilidad emocional: se ponen a llorar o se entristecen por eventos menores y pueden sentirse atacados cuando alguien les hace alguna crítica, por leve que esta sea, en función de lo cual, sus amigos y conocidos deben tener mucho cuidado cuando les hacen algún comentario, para efectos de evitar gatillar en la persona este tipo de reacciones. Ahora bien, es tal la necesidad que tienen de atención que se las ingenian a fin de buscar distintas estrategias para ser el foco de atención, tal como por ejemplo,  adular a su interlocutor de turno, fingir enfermedades o inventar algún suceso o accidente (que nunca ocurrió).

En segundo lugar, y a diferencia de una persona con rasgos histriónicos que necesita de la admiración de los demás para efectos de sentirse cómodas y bien consigo misma, aquí aparecen los “individuos narcisistas”, sujetos que no buscan ni necesitan ser halagados por los demás, ya que, simplemente, ellos “están convencidos de ser los mejores en todo lo que hacen”.

A raíz de que creen estar más capacitados y ser más competentes que cualquier otra persona de su entorno, muestran la tendencia a opacar a sus colegas de trabajo, amigos y/o compañeros de curso, abarcando diversas actividades, tareas o labores que las demás personas deseen hacer, buscando demostrar que las pueden realizar de mejor forma que los demás.

Por lo mismo, en el largo plazo estos individuos suelen quedarse solos y apartados del resto del grupo. Ahora bien, en el momento que logran darse cuenta de esta incómoda situación, pueden tomar dos caminos: (a) buscar un nuevo grupo de personas en el cual destacarse por sobre los demás, o bien, (b) comprender de que algo no anda bien con ellos mismos y hacer un intento por buscar ayuda profesional. Sin embargo, dadas las características que distingue a los sujetos egocéntricos y narcisistas, a saber, de “sentirse superiores al resto”, este segundo camino es tomado por muy pocas personas y la mayoría opta, en cambio, por buscar otro grupo donde poder exhibirse.

La razón que explica esta conducta es muy sencilla de comprender: dado el hecho que algunos de estos individuos son “maestros de la seducción” y que se revelan como verdaderos “coleccionistas de conquistas”, lo que realmente desean en su interior, es continuar recibiendo la admiración por parte de otros a fin de poder sentirse bien. Y cuando dejan de ser el centro de la atención de un grupo, buscan a otros grupos –de amigos, colegas, conocidos– con la finalidad de volver a ocupar el puesto destacado que creen merecer.

Y si todo ello falla, lo que hacen, es crear nuevos métodos y estrategias para atraer a las personas en torno suyo, a fin de estar siempre en el centro del escenario con un solo y claro objetivo: recibir halagos y la atención de todo su entorno, buscando, una vez más, seducir a las personas a través de sus encantos, sean éstos reales o imaginarios.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *