Osorno como ecosistema de colaboración: la educación superior como motor de desarrollo y talento territorial

Por Erwin Moreira Silva, Coordinador de Vinculación con el Medio – IP-CFT Santo Tomás Osorno

Cuando el desarrollo se juega en los territorios y no en los discursos, las alianzas se vuelven urgentes.

En esta era de cambios estructurales, desafíos climáticos, migratorios y sociales, las ciudades intermedias como en la provincia de Osorno tienen una oportunidad histórica: transformarse en laboratorios vivos de innovación, justicia social y fortalecimiento del capital humano.

Para ello, no basta con intenciones ni con planes aislados. Se necesita una articulación decidida entre organismos públicos, privados y la educación superior.

El Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica Santo Tomás Osorno no debe ser visto solamente como un centro formador de técnicos y profesionales, ni como un punto de generación de empleo. Es, ante todo, una plataforma territorial de innovación social, una incubadora de talento humano y un actor central en la construcción del tejido social local. Su rol, articulado con el entorno, es clave para activar dinámicas virtuosas de desarrollo con identidad.

La Vinculación con el Medio (VcM), ya no es un simple eje institucional. Es una obligación ética, un compromiso con el entorno que da sentido a la educación.

Como señala el académico chileno Carlos Ruiz Schneider, “la educación superior tiene una función pública ineludible: debe aportar a la democratización del conocimiento y al desarrollo de los territorios en que se inserta”. Esta mirada nos invita a dejar atrás la academia cerrada sobre sí misma y a abrir las puertas al diálogo con las comunidades, organizaciones y autoridades.

En Osorno, el IP y CFT Santo Tomás han demostrado que es posible conectar la formación con las problemáticas reales del territorio.

A través de proyectos vinculados a la salud comunitaria, el fortalecimiento de organizaciones, el trabajo intergeneracional y la economía local, se construye un círculo virtuoso donde la comunidad y la academia aprenden juntas, se transforman mutuamente y generan impactos tangibles.

El desarrollo de Osorno sólo será sostenible si logra atraer, retener y proyectar talento humano. Y para ello, la educación debe ser relevante, pertinente y territorialmente situada.

Como plantea el educador argentino Guillermo Jaim Etcheverry, “la educación debe estar al servicio del país que queremos construir, no del mercado que nos impone un modelo”. Bajo esta premisa, los procesos formativos deben dialogar con los desafíos locales: conectividad, salud rural, cultura, desarrollo sustentable, participación y cohesión social.

Las instituciones de educación superior no pueden seguir formando profesionales desconectados de la realidad. Deben formar ciudadanos con capacidad crítica, habilidades colaborativas y compromiso ético. Esta es la base de una innovación que no solo busca rentabilidad, sino sentido.

El científico y pensador chileno Humberto Maturana lo dijo con claridad y profundidad: “todo hacer es un hacer en el convivir”. Esta afirmación, más vigente que nunca, desafía a la educación a no ser un acto individual ni competitivo, sino un proceso de construcción conjunta, afectiva y relacional.

Desde esta visión, la Vinculación con el Medio, no es un trámite; es un acto de convivencia transformadora. Cuando estudiantes, docentes, dirigentes sociales y funcionarios públicos entidades privadas se encuentran para pensar y actuar en conjunto, se genera una forma de aprendizaje que transforma el aula, el barrio y las instituciones. Así, el territorio se convierte en un aula abierta, donde todos enseñan, todos aprenden y todos participan.

El futuro de la Provincia de Osorno exige un compromiso colectivo, no basta con que uno o dos actores impulsen el desarrollo; el territorio se construye entre todos o no se construye.

La Vinculación con el Medio es la herramienta que permite articular estos esfuerzos, dando sentido, dirección y coherencia a las acciones públicas, privadas y académicas. Desde el IP y CFT Santo Tomás Osorno, esta convicción ya se ha traducido en experiencias concretas, pero el desafío es aún mayor: hacer de la provincia un territorio donde el conocimiento se comparta, el talento se valore y el desarrollo se piense con las personas, no sin ellas.

Como enseñó Maturana, transformar la educación es transformar nuestra forma de convivir. Y eso, en definitiva, es transformar el mundo.

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