Cuando se detiene una tragedia. Por Ramón Figueroa, presidente Depto. Prevención y Protección de Incendios Corma.
El incendio en Purén que se inició el viernes pasado, tuvo su origen en un terreno de un particular en los alrededores de la comuna de la Región de La Araucanía. En un principio fue abordado por Conaf, ya que afectaba a pequeños propietarios y el sábado se empezó a complejizar ya que hubo un cambio de viento con lo cual el siniestro que se estaba moviendo hacia el norte, tomó la dirección hacia la ciudad, específicamente a la zona llamada interfaz (entre los bosques y casas).
En ese momento hubo un llamado de Conaf, solicitando apoyo de Corma, por lo que inmediatamente a eso de las 16.00 horas del sábado, empezamos a coordinar los recursos (Brigadistas, helicópteros, aviones, camiones, otros) de las diferentes centrales de las empresas forestales y luego nos sumamos a la organización oficial de la emergencia, a través del Puesto de Comando Unificado que se instaló en el lugar con personal del Municipio, Conaf, Onemi, Bomberos y Carabineros.
Hubo varias cosas que complejizaron el control. Primero el viento que cambió de dirección hacia la zona de interfaz de Purén, por lo tanto, hubo que cambiar la estrategia y la ubicación de los recursos, y eso nunca es tan rápido. Otro factor fue la topografía con una pendiente bastante abrupta con peñones y algunos barrancos; y el tercero, los múltiples propietarios en el sector con predios pequeños, esto significa que hay gran heterogeneidad en combustible, entre ellos, renovales de bosque nativo, algunos sectores con pasto, otros con bosquetes de eucalipto y pino.
Después de un arduo combate, gracias al trabajo en conjunto y las mejores condiciones climáticas, finalmente en la madrugada del domingo, el incendio fue contenido y no afectó a ninguna vivienda.
Hay que recordar que aparte de la ignición del incendio, existe la propagación de los mismos y acá cobra vital relevancia, cómo la gente cuida y protege el entorno donde vive.
Si tenemos sectores cercanos a las ciudades, donde está todo con basura o casas dentro de pastizales, bosques sin cortafuego; conexiones clandestinas a los cables de energía eléctrica o caminos de acceso convertidos en microbasurales que impiden entrar a los bomberos, sin duda son factores que suman para que la emergencia sea más grave y el combate más difícil.
El fuego no discrimina y menos en esta época sin precipitaciones, donde el pasto, el sotobosque y los árboles, están más secos. Por lo tanto, aunque uno vea verde el paisaje, las condiciones son muy propicias para una emergencia, por lo que si sumamos la topografía y un viento fuerte, hace que el incendio no solo corra, sino que vuele, superando incluso a veces la capacidad de extinción de los medios de combate, tanto terrestre como aéreos.
El llamado entonces es nuevamente a la prevención: que la gente no genere fuego, no queme basura, no haga fogatas en esta época en que además están prohibidas, porque cualquier tipo de combustión, se transforma en una catástrofe. Ese es el tema principal y son los aprendizajes permanentes, ya que siempre que hay un incendio rural en nuestro país es por un error o un factor humano involucrado.