¿Pueden los adolescentes acudir a terapia psicológica?

La salud mental en los jóvenes es un tema al que hay que prestar atención. Según cifras del Observatorio de Salud Mental reveladas en su Estudio Nacional de Salud Mental – Abril 2025, la población entre los 12 y 18 años presenta síntomas consistentes de depresión y trastornos de ansiedad (55% y 25% respectivamente).

No obstante la prevalencia de estos problemas, la terapia no siempre está a la mano. Según datos de la Defensoría de la Niñez, en 2024 el 38% de los jóvenes afirmaron que aunque han querido tener ayuda psicológica, no han podido acceder a esta.

Un factor que puede influir es que, en el caso de los menores de 16 o 18 años, es necesario el consentimiento de sus padres o tutores legales, según explica María Dolores Alaminos Hervás, docente de la Maestría Oficial en Psicología en la Infancia y Adolescencia de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades.

«Aunque los menores busquen ayuda profesional, siempre estará supeditada al consentimiento adulto», explica. «Por esto, las derivaciones suelen venir dadas desde el entorno familiar, los médicos de familia y el centro educativo, por este orden. En estas edades, en un importante número de casos, la derivación es externa, no decidida por el paciente, lo que puede conllevar resistencia inicialmente a la colaboración».

Cómo se trabaja psicológicamente con los adolescentes

Las terapias con adolescentes pueden tener diferentes enfoques, según sea el caso. La experta de VIU destaca la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) como una de las herramientas disponibles para el abordaje de depresión, ansiedad, miedos, fobias, trastorno obsesivo-compulsivo y conductas de riesgo, entre otras. También existen otros recursos:

Terapia sistémica o familiar: para casos de conflictos intrafamiliares, problemas de conducta, cambios vitales (divorcios, resistencia al cambio de ciudad o barrio, etc). Se puede combinar con la TCC, según la casuística y particularidades en cada caso.

Técnicas de relajación y mindfulness: pueden aprenderse y practicarse desde edades tempranas, adaptando a cada etapa evolutiva. Los beneficios de estas técnicas se han podido demostrar tanto en la práctica cotidiana como en los tratamientos en salud mental.

Recursos audiovisuales, lúdicos y tecnológicos: Se pueden implementar con éxito según los intereses, la cultura y la edad del paciente. Son recursos que ayudan al acercamiento y exploración terapeuta-adolescente de una manera más cercana y distendida y menos formal, desde donde el/la adolescente pueda sentirse en comodidad.

«Además, las técnicas de reestructuración cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, educación emocional, entre otras, son muy eficaces en el trabajo con adolescentes», añade la experta en psicología.

Los profesionales en salud mental cuentan con estrategias para aproximarse a los pacientes de acuerdo a su etapa de desarrollo. Como anota la experta, los psicólogos buscan que su paciente se sienta en confianza, muestran interés sin imponer ni juzgar, alineando el lenguaje según la edad, y resguardan el equilibrio entre la confidencialidad profesional y la información que se transmite a sus padres o tutores.

«Es siempre necesaria una negociación previa, antes del inicio de la terapia, de los límites claros de confidencialidad con el menor y la familia», señala la experta de VIU.

Acceso a la salud mental sigue siendo un reto

Si bien ha habido un aumento en la búsqueda de ayuda profesional por parte de los jóvenes, persisten factores obstaculizantes, como lo es creer que la salud mental es un problema menor. También está el factor económico, que impone ciertos límites en las opciones de tratamiento, y que pone de manifiesto la dificultad de conseguir una hora con un especialista.

No obstante, la virtualidad ha permitido que las terapias psicológicas se descentralicen. Como anota María Dolores Alaminos, los tratamientos se pueden llevar a cabo sin necesidad de la presencialidad. «Desde la pandemia de covid, son muchos los jóvenes que asisten a “teleterapia”, en vez de acudir presencialmente, siempre dependiendo del motivo de consulta y tratamiento».

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