Adicción al tabaco en menores de edad: bastan sólo dos meses de consumo para generar el hábito

Dr. Franco Lotito C.  – www.aurigaservicios.cl – Conferencista, escritor e investigador (PUC)

De acuerdo con el Dr. Abraham J. Twerski, quien fuera un reconocido psiquiatra norteamericano especializado en el abuso de sustancias, una  adicción puede ser definida como “un estado caracterizado por el compromiso compulsivo de una persona con un estímulo gratificante, a pesar de sus consecuencias adversas”.

Otra definición se refiere a la adicción como “una enfermedad neurológica que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa o alivio a través del uso de una sustancia u otras acciones”, donde la “sustancia” puede ser el alcohol, las drogas, el sexo, la atracción por las apuestas, el cigarrillo, etc.

Se sabe que debido al sistema de recompensa relacionado con el cerebro, la persona que es adicta siente un impulso intenso e irresistible a repetir el acto, tanto si se trata de alcohol, drogas, comida, juego u otro comportamiento adictivo, sin que importen mucho las consecuencias negativas que esa conducta pudiera tener sobre el organismo.

Los casos más dramáticos que podemos considerar, se relacionan con menores de edad adictos a diversas sustancias tales como el alcohol, el tabaco y las drogas. A lo anterior, se suma hoy la popularidad que están adquiriendo los dispositivos de vapeo, dispositivos que están siendo prohibidos en distintos países por su alto nivel de adicción.

Ahora bien, en relación con el consumo específico de tabaco, un estudio realizado por investigadores canadienses siguió a 311 menores desde los 12 años con el fin de detectar en qué momento de sus vidas comenzaban a hacer aparición los primeros síntomas de dependencia. Los resultados dejaron sorprendidos –por no decir estupefactos– a los investigadores.

Si bien las estadísticas varían de año en año –con una tendencia a la baja– nuestro país muestra una de las tasas más altas de consumo de tabaco en adolescentes, con alrededor de un 25% de los menores entre 13 a 15 años que presentan este hábito, en tanto que a nivel mundial, más de 37 millones de jóvenes entre los 13 y los 15 años consumen regularmente tabaco o productos con nicotina.

Por otra parte, un estudio hecho por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que “el 75% de los menores de 15 años había probado el cigarrillo alguna vez”, y que de ese grupo, nada menos que “un 15% había comenzado a fumar desde los ocho años”.

Este dato no es fruto de la casualidad, por cuanto, según los expertos,  una de las adicciones que más rápido se instala en el organismo humano es, justamente, aquella que causa el consumo de nicotina presente en el tabaco, un hábito que, posteriormente, resulta muy difícil de erradicar.

El estudio realizado por la Universidad de McGill, en Canadá, reveló la rapidez con la que aparecen en los menores los síntomas de dependencia. En este caso, los investigadores “siguieron a un grupo de 1.293 niños que se encontraban en séptimo básico, cuyas edades fluctuaban entre los 11 y los 12 años”. De ese grupo de niños, 311 de ellos comenzaron a fumar a una edad promedio de 12,7 años.

Lo sorprendente, es que se detectó que no era necesario que los niños fumaran cigarrillos en forma habitual para comenzar a desarrollar dependencia al tabaco, demostrándose que ya a los dos meses y medio comenzaban a aparecer los primeros síntomas de adicción, reflejados en el fuerte deseo de los jóvenes de llevarse un cigarrillo a la boca.

A los cinco meses y medio, ya aparecían claras señales de que el organismo infantil se había acostumbrado a la nicotina y le pedía al menor una dosis más regular de tabaco.

Ahora bien, en forma paralela y de manera progresiva, los menores iban aumentando cada vez más la cantidad de cigarrillos que consumían, pasando con facilidad de un cigarrillo de vez en cuando, a comenzar a fumar diariamente, condición que se producía un poco antes de los dos años desde haber “probado la primera bocanada de humo”.

Una de las razones que explica la rápida adicción de los menores al tabaco, se relaciona con “la vulnerabilidad del cerebro infantil”, ya que dicho cerebro está en plena maduración, una condición que lo hace ser más proclive a la influencia de agentes exógenos como el tabaco, razón por la cual, el sistema nervioso de estos menores es más vulnerable a la nicotina. Tal vez, uno de los casos más emblemáticos –aun cuando, lamentablemente, no es el único– es el de un menor que llegó a fumar 40 cigarrillos al día: https://peopleenespanol.com/estilo-de-vida/nino-fumaba-40-cigarrillos-dia/

Señalemos finalmente –como una voz de alerta– que si bien se han detectado descensos en la precocidad y un aumento en la edad de inicio del consumo de tabaco, la prevalencia continúa siendo un importante y gravitante problema que resulta muy difícil –por no decir imposible– de ocultar.

 

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