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El pasado miércoles 17 de marzo y todo transcurría normal en Chonchi. Yennifer Mañao llegaba de trabajar todo el día en un operativo de esterilización de mascotas, una labor voluntaria que realiza como rescatista de animales.
Gordo y Pelusa la esperaban para salir a pasear a la playa. Pese al cansancio, Yenny les sonrió, compartió unas cuantas caricias a sus compañeros perrunos, les puso sus arneses y salieron a la costa, a unas pocas cuadras.
Volvían como siempre, cuando un ruidoso motor irrumpió la calma. Yenny miró hacia la izquierda y vio que un auto se abalanzaba sobre ellos temiendo lo peor y sin tiempo siquiera para reaccionar, solo haciéndolo cuando vio que Gordo prácticamente se cruzó como escudo para evitar el atropello de los tres.
Fue un instante, un segundo tal vez en que su fiel compañero fue impactado por el vehículo, al cual desvió de su loca carrera logrando salvar a sus compañeras. Yenny todavía con la correa de Gordo en la mano, lágrimas cubriéndole el rostro y el corazón casi saliéndole del cuerpo, corrió hacia donde estaba su mascota, en el suelo, sabiendo por su experiencia como rescatista que el diagnóstico era el peor.
El auto no paró, todo lo contrario, huyó del lugar y Yenny corrió tras él con todas sus fuerzas, hasta alcanzarlo varias cuadras adelante.
“Yo vi como cayó mi Gordo y dije, murió o no va a resistir, y quedó sobre la vereda”, relata la rescatista chonchina, sumando que “no tuve tiempo de tomar la patente, así que corrí y corrí detrás del auto y el conductor solo frenó 400 o 500 metros más allá porque tenía un auto a cada lado de la calle más otro de frente, así que lo alcancé, lo agarré e increpé y le quité la llave del vehículo”.
El conductor se justificaba y trataba que Yenny le devuelva la llave, a la vez que pedía por favor no dar aviso a Carabineros. “En un descuido me abre el cierre del bolsillo de la chaqueta y me saca la llave e, incluso, mi plata que tenía y se la guarda, y le tira la llave a sus compañeros con quienes andaba. Yo alcancé a agarrarlo a él, pero los otros escaparon”, prosiguió la tutora de Gordo.
Un vecino ayudo a retener al conductor hasta que llegó Carabineros, quienes se lo llevaron detenido. “Mi preocupación era ver a mi Gordo y con los nervios no pude relatar bien los hechos”, agrega Yenny, quien recuerda que su mascota todavía estaba con vida, así que solicitó apoyo a distintas clínicas veterinarias, pero ninguna pudo atenderlo, solo el equipo móvil que realizó esterilizaciones ese día en Chonchi, sin embargo, el can no resistió a los muchos esfuerzos por salvarlo.
Según la afectada, horas más tarde al consultar en Carabineros le confirmaron que el autor del atropello estuvo unas horas detenido y por orden del fiscal quedó después en libertad, a la vez de ordenar algunas pesquisas. Sin embargo, pese a las preguntas de los uniformados, no entregó los nombres de sus acompañantes ni la patente del vehículo que manejaba.
Más allá del hecho policial y las conclusiones a las que pueda llegar la justicia sobre el atropello, quedó una familia devastada por la muerte de su fiel compañero, parte importante del hogar, quien fue rescatado de la calle hace 3 años, por lo cual Yennifer pide justicia.
“Yo espero que esto no quede impune, que él o los responsables del atropello de mi compañero paguen lo que hicieron, porque ellos están acostumbrados a conducir de forma irresponsable, a alta velocidad y, esta vez fue Gordo, pero así también pudo ser la mascota de alguien más o una persona la fallecida, ya que gracias a mi perro yo no estoy muerta, porque él me salvó del atropello”, concluye la fuente.
Desde Fundación Asilvestrados, entidad de protección de los animales y la biodiversidad con asiento en Castro, señalaron: “Este es un claro caso de maltrato animal, pero además de prácticas irresponsables e, incluso, delictivas por cuanto hay un total desprecio por la vida al momento de conducir a alta velocidad causando peligro, daños y muerte en la población y, además, intentando huir de las responsabilidades de sus actos. Por lo tanto, nosotros pedimos justicia y que él o los culpables paguen”.