Defender la Pesca Artesanal. Por Leonardo de la Prida Sanhueza.
Qué duda cabe que si alguna actividad económica es común a nuestras 4 provincias, es la Pesca Artesanal, especialmente asentada en los mares interiores, más calmos que comparten Llanquihue, Chiloé y Palena, sin olvidar por cierto las costas más abiertas de territorios desde San Juan de La Costa hasta Mar Brava de Carelmapu, pasando por Estaquilla y toda la costa pacífico Quellón y Cucao de Chiloé. Se trabaja duro en la pesca artesanal, además son hombres y mujeres independientes y valientes que deben enfrentar el frio y la lluvia, y además varios problemas concretos que los afectan con fuerza.
Que decir de estos últimos años, el actual Gobierno que no ha podido entender las verdaderas necesidades de la pesca en nuestra región, o no ha querido. Frenando el financiamiento para poder avanzar en serio, por el contrario, son tan pocos los recursos, que cuesta incluso decidir qué hacer con él, como renovar las embarcaciones, a quien asignar los pocos pesos que se entregan cuando el resto quedará mirando; cuando en otras regiones se ha entregado mucho más dinero.
El registro pesquero, que habilita a poder extraer determinadas especies está cerrado y es casi imposible obtener autorizaciones de captura de nuevas especies. Así ocurre por ejemplo a pescadores de Ancud, que no pueden capturar especies que están en su mar, pero si lo pueden hacer pescadores de otras regiones como de la región del Biobío que tienen autorización legal para ello. Situaciones similares con diversas especies ocurre en San Juan de La Costa, en Bahía Mansa, en Pucatrihue y en el resto de la región.
Hay exigencias de seguridad a veces mal planteadas o mal fiscalizadas en que necesitamos avanzar para permitir que la pesca subsista y se desarrolle, especialmente de tantas complejidades económicas.
Falta invertir en investigación y buscar formas reales de terminar con la situación del Lobo Marino que impide trabajar, que ha llevado a varios pescadores a medidas desesperadas, incluso creando elementos de defensa que han terminado siendo considerados armas hechizas y por lo mismo castigados por la ley de control de armas por lo cual han sido perseguidos como verdaderos delincuentes, cuando sólo son personas de trabajo que buscan mantenerse a flote, como ha ocurrido en Calbuco y Chinquihue. Han ocurrido además una serie de atropellos de embarcaciones por naves más grandes que ha producido la muerte de varios pescadores en nuestra región. Falta una ley especial que regule de mejor manera la circulación de naves pequeñas especialmente en los mares interiores.
También hay que entender que la pesca artesanal, no es una sola, existen matices y necesidades distintas entre pelágicos, demersales, bentónicos, algueros y recolectores de orilla. Algunos de estos grupos han quedado excluidos de las grandes políticas pesqueras, en especial tras la aprobación de la nefasta Ley de Pesca.
Son los pescadores y pescadoras artesanales, sus dirigentas y dirigentes, quienes conocen estos problemas, defender la pesca artesanal significa escuchar sus demandas y plantear soluciones en conjunto. Tenemos que construir en conjunto con las universidades, con los legisladores, y por cierto con el Gobierno Regional, fórmulas que permitan dar a la Pesca Artesanal la seguridad que requiere para seguir aportando al desarrollo de toda la Región y en particular de sus familias.