Lo difícil de la Pandemia

Hola, soy Patricia ” la soñadora”. Una mujer de 69 años , casada con 4 hijos, ya grandes y un esposo muy trabajador y jubilado hace casi dos años.
Se me solicitó escribir esta columna, difícil, porque toda la energía que tenía, se esta quedando dormida. Ya levantarme se hace difícil, porque toda la energía que tenía, se esta quedando dormida. Ya levantarme se hace difícil que día es hoy, da lo mismo, jueves, martes, sábado, todos iguales, le pasará esto a todo el mundo, no lo se, pero a mi me da lata levantarme a las 6 de la mañana a caminar. Hay que hacerlo, pero no a esa hora.

Entonces como adolescente me saltó las reglas y como a las 12 de la noche hago mi maldad. Salgamos a caminar, mi esposo me mira con ojos de espanto, pero apaña, salgamos. Y cual reo de cárcel damos 3 o 4 vueltas por la cuadra donde vivimos, o sea 8 cuadras, antes de acostarnos. Es nuestra maldad nocturna. Como nos ha cambiado la vida, ahora se me acabaron las pequeñas comodidades a las que me estaba acostumbrando.

Íbamos a almorzar a un restauran que daba colaciones a una empresa y por $3.200 comíamos súper rico. Dos veces a la semana iba mi nana, que debo decirlo, la quiero muchísimo, me hacía el aseo y me planchada. Por lo tanto, llevaba una vida tranquila y cómoda. Ahora, todo cambió, mi nana ya no viene, tiene 60 años, y las cuarentena no permiten el movimiento y volví a mis antiguas obligaciones. Hacer aseo, cocinar y planchar. Me carga, yo soñaba, que cuando estuviéramos solos por fin iba a poder pintar y hacer manualidades, que es el sueño que desde muy jovencita he tenido.  Una vez más la vida confabulado contra mis sueños, me faltan materiales no hay donde comprar y para mi las pinturas, las servilletas, los pinceles son de primera necesidad.

Cada loco con su tema. Ayer se abrieron las librerías. Saque un permiso y fui a comprar, obviamente no están muy surtidas , es lo que hay, disfrute esas dos horitas inmensamente, que rico salir sola en mi auto, que esta medio viejito, pero es mi espacio de libertad, poder vitrinear, y al escribirlo me doy cuenta que fui feliz, que esa pequeña ventana de libertad me hizo inmensamente feliz. Ahora a trabajar, tengo materiales y quiero ocuparnos, chao, nos vemos pronto.

Escrito por: Patricia.

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