Depresión: trastorno de salud mental que no se detiene

Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl – Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)

A escala mundial, alrededor de 280 millones de personas sufren de depresión y  cada año se suman más de tres millones de seres humanos a la larga lista de gente afectada por esta enfermedad.

De acuerdo con información suministrada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe de marzo de 2023, el “5% de la población adulta sufre de depresión”, un grave trastorno de salud mental que debiera preocuparnos más de lo que actualmente lo hacemos, ya que en muchos de estos casos, existe siempre un peligro latente de que las personas afectadas atenten en contra de sus vidas.

Sabemos, asimismo, que la “sintomatología depresiva” es mucho más alta que el 5% arriba señalado y que la depresión es un 50% más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. En este sentido, la OMS consigna que en “todo el mundo más del 10% de las mujeres embarazadas y de las mujeres que acaban de dar a luz experimentan depresión”, una cifra que llama poderosamente la atención por las graves consecuencias que ello trae consigo, tanto para la madre como así también para el hijo neonato, especialmente, si tomamos en consideración que aun cuando existen diversos tratamientos contra la depresión que son conocidos y que son eficaces, más del 75% de las personas afectadas en las naciones de ingresos bajos y medianos no reciben tratamiento alguno.

Entre los mayores obstáculos que atentan en contra de la atención oportuna y eficaz de la depresión hay que destacar los siguientes:

  1. Falta de inversión estatal en atención de salud mental.
  2. Falta de profesionales capacitados que puedan proveer atención de salud asociados a los trastornos del ánimo.
  3. Una distorsión y estigmatización social asociadas a los trastornos mentales, donde el concepto “locura” juega un importante rol en esta distorsión acerca de este tipo de trastornos.

Diversos estudios realizados por Universidades e instituciones gubernamentales revelan que alrededor del 20% de las personas que han sido entrevistadas declaran estar experimentando algunos de los síntomas asociados a la depresión: angustia, tristeza, falta de energía, cansancio, dificultad para concentrarse, sentimiento de aislamiento y soledad, pérdida del placer en la realización de actividades que antes disfrutaba, sentimientos de desesperanza y abandono, etc.

Ahora bien, en contra de la idea biomédica que la depresión y los trastornos del ánimo se vinculan, principalmente, a la carga genética, hay numerosas investigaciones  que indican que la depresión y la sintomatología depresiva tendrían, asimismo, un fuerte sustrato social.

En estas investigaciones se pone en evidencia que las exigencias de nuestra actual sociedad de ser “exitosos y competitivos” se tornan excesivas para muchas personas, especialmente, cuando a lo anterior se suman realidades como la inequidad económica y sociodemográfica, severos problemas en las prestaciones de salud, bajas pensiones, altos niveles de delincuencia e inseguridad, a los que ahora hay que agregar violencia excesiva a todo nivel, narcotráfico, terrorismo nacional e internacional, incertidumbre política y económica, etc.

Por otra parte, también hay que considerar situaciones tales como los altos niveles de desempleo y/o la pérdida del trabajo, experimentar una desilusión amorosa, el agobio del día a día asociado a altos niveles de estrés, es decir, experiencias que afectan el ánimo de las personas.

Al respecto de lo anterior, la literatura indica que la depresión y, en general, los trastornos del ánimo, son el resultado final de interacciones complejas entre diversos factores y variables que repercuten seria y severamente sobre el ánimo de las personas: factores sociales, económicos, políticos, psicológicos y biológicos.

Es preciso señalar, que la depresión está estrechamente vinculada con la salud física de las personas, a raíz de lo cual, la salud física desempeña un rol importante en el desarrollo de una depresión. Es así, por ejemplo, que algunos de los factores que influyen en la depresión, tales como el consumo nocivo de alcohol, ingesta de drogas, sedentarismo e inactividad física, etc., también se convierten en factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, adicciones, diabetes, enfermedades respiratorias, etc.

El primer y más importante paso a dar, a fin de prevenir el ser afectado por una posible depresión, es el “cuidado personal”, factor clave en el manejo de los síntomas de una depresión, así como también en el fomento del bienestar general. Entre las medidas que permiten prevenir trastornos del ánimo están las siguientes: (a) mantener un estrecho contacto con amigos de confianza y familiares cercanos, (b) continuar haciendo aquellas cosas que la persona suele hacer y que le producen placer y satisfacción, (c) realizar ejercicio o actividad física de manera regular, (d) evitar o reducir el consumo de alcohol y no consumir drogas ilícitas, ya que éstas pueden empeorar una depresión, (e) mantener una dieta alimenticia sana, (f) mantener horarios regulares de sueño, (g) confidenciar a alguien cercano y de confianza cómo se siente la persona, (h) acudir a un prestador de servicios de salud, si la persona advierte que la sintomatología depresiva empeora.

Finalmente, señalemos que sería altamente recomendable que nuestra actual sociedad, donde el egoísmo y el individualismo tienden a ganar terreno y hacerse cada vez más fuertes, tuviera muy presente –y pusiera en práctica– una de las frases más conocidas del famoso actor y cómico mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, quien decía, que “la primera obligación del ser humano era ser feliz, en tanto que la segunda obligación era hacer feliz a los demás”.

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