El Caso Hermosilla: La tecnología como aliado en la lucha contra la corrupción
Por: Álex Siles, CEO de Snap Compliance
El Caso Hermosilla, que ha puesto al descubierto una compleja red de corrupción, soborno y tráfico de influencias en nuestro país, resalta un desafío persistente en la lucha contra la corrupción. A pesar de los avances en la vigilancia y la fiscalización, el problema de la corrupción parece inquebrantable. ¿Por qué sigue ocurriendo esto, incluso con el auge de la tecnología y las herramientas modernas de monitoreo?
La tecnología ha demostrado ser un recurso invaluable en la detección de irregularidades y fraudes. Hoy en día, contamos con herramientas de análisis de datos y sistemas de inteligencia artificial (IA) que pueden detectar patrones sospechosos con una precisión sin precedentes. Sin embargo, la clave para aprovechar estos avances radica en cómo los utilizamos y en el contexto en el que se aplican.
El Caso Hermosilla revela una brecha fundamental en la integración efectiva de estas herramientas tecnológicas. No es suficiente con tener acceso a algoritmos sofisticados o sistemas de monitoreo predictivo, para erradicar la corrupción, la tecnología debe estar respaldada por un compromiso genuino con la transparencia y la integridad.
Uno de los principales problemas que enfrentamos es la resistencia al cambio dentro de las organizaciones. A menudo, las tecnologías avanzadas se implementan sin una estrategia clara para fomentar una cultura de cumplimiento. La verdadera transformación ocurre cuando las herramientas tecnológicas se combinan con políticas y prácticas que promuevan un entorno ético y responsable.
En este sentido, el papel de la educación y la formación interna es crucial. Las organizaciones deben ir más allá de la simple implementación de tecnologías y enfocarse en cultivar una cultura en la que cada miembro comprenda la importancia de la integridad y el compliance.
La lección del Caso Hermosilla es clara: para ser verdaderamente efectivos en la prevención de la corrupción, debemos combinar los avances tecnológicos con un cambio cultural profundo. La tecnología es un aliado poderoso y su impacto real se manifiesta cuando se integra en un marco de ética y responsabilidad. Las organizaciones deben adoptar esta visión y considerar el compliance no solo como una obligación, sino como una ventaja estratégica en el mundo actual.