La reducción de un 10% del peso corporal impacta directamente en el manejo de enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial

La Federación Mundial de la Obesidad (WOF por sus siglas en inglés), proyecta que para el año 2030 los adultos con obesidad en Chile podrían llegar al 37%, índice que incluso podría ser más acentuado en los niños.

Es por ello que el control y manejo de la obesidad se ha convertido en una prioridad en Chile, contemplando como ejes fundamentales una atención médica adecuada y tratamiento farmacológico. Sobre todo considerando que se trata de una enfermedad multifactorial y multicausal, y que se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, accidentes cerebrovasculares, entre otras.

“Lo ideal es que antes de presentar obesidad, se adopten estilos de vida saludables, sobre todo cuando la herencia y genética hacen sospechar que se puede padecer esta enfermedad. Al tener el diagnóstico, es importante intervenir, ya que una vez instalada, evoluciona como todas las enfermedades crónicas, silenciosamente, hasta llegar a limitaciones físicas y presencia de otras patologías”, explica el Dr. Patricio Lamoza, director del área de Relaciones Gubernamentales de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica.

Es por ello que la supervisión y seguimiento médico es clave para el logro de los objetivos de cada paciente y para mantener en control otras patologías que podrían presentarse. “Los tratamientos de obesidad habitualmente parten haciendo evaluación y diagnóstico de todas las condiciones tanto metabólicas como cardiovasculares que se saben pueden verse afectadas por el sobrepeso, y deben ser tratadas simultáneamente y monitoreadas”, afirma.

En este sentido, el especialista agrega que al perder un 10% del peso corporal disminuyen los riesgos al compensarse mejor enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial.

Prevención

Para revertir los índices de obesidad que van en aumento en el país, el Dr. Patricio Lamoza recomienda orientar las medidas de prevención de la obesidad a los grupos que aún no la padecen, pero que podrían correr el riesgo de tenerla, partiendo por hijos de padres con obesidad. Esto implica evaluar y corregir las políticas actuales y aumentar las acciones preventivas y terapéuticas.

“Por otro lado, se debe dar cobertura a una intervención integral de la obesidad, es decir tratamientos farmacológicos, de salud mental, terapias físicas, procedimientos y cirugías para abordar adecuadamente a los pacientes. Y, por último, trabajar fuertemente sobre el estigma que existe sobre la obesidad, los pacientes que la sufren y sobre quienes la tratamos, ya que es la principal barrera al momento de dar cobertura a los tratamientos, bajo la excusa que son estéticos o que los pacientes no serán lo suficientemente responsables”, precisó.

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